Desafío: Procesamiento y análisis de datos para la gestión de relaves
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Los depósitos de relaves son instalaciones dinámicas y de creciente envergadura, construidos a perpetuidad, desafiadas por las condiciones climáticas y geográficas. Coexisten con comunidades y otros usos del territorio, generando preocupaciones respecto de su estabilidad e inocuidad, ya que pueden fallar generando consecuencias negativas para todo el ecosistema. Por otra parte, son instalaciones claves para asegurar la continuidad operativa de la minería.
En 2026 se producirán más de 915 millones de toneladas al año a nivel nacional, un aumento de 74% en la generación de relaves en comparación con 2014. En este contexto, es ineludible el desarrollo de soluciones que fortalezcan la gestión de los depósitos de relave, para mejorar el control de su desempeño y así su relación con el entorno donde están insertos, fomentando una industria que aplique prácticas sustentables de clase mundial.
¿Qué buscamos?
El objetivo principal de este desafío es contribuir a la operación segura y confiable de los depósitos de relaves, desarrollando herramientas para mejorar el monitoreo de la estabilidad físico-química, el análisis de los datos obtenidos, la generación de modelos de apoyo a la gestión y toma de decisiones, junto con el potencial impacto en las aguas circundantes a éstos.
Actualmente existen sistemas de monitoreo y alerta temprana que capturan, procesan, integran y comunican información desde los depósitos de relaves conectados, cuyo alcance es el monitoreo y evaluación cualitativa de la estabilidad física, poniendo a disposición información de calidad, confiable y oportuna a los distintos actores involucrados, otorgando el potencial de realizar gestión proactiva de estas importantes instalaciones mineras y el manejo transparente de los datos sobre el desempeño de los depósitos de relaves, generando información clave para la toma de decisiones.
Los beneficios esperados de incorporar nuevas soluciones son: aprovechar la información que se obtiene del monitoreo físico-químico que actualmente se ejecuta en todos los depósitos, para realizar procesamiento y análisis de datos, y obtener modelos predictivos o nuevas soluciones que puedan derivar de la información que se está generando.